martes, 18 de noviembre de 2014

Voy elaborando mis argumentos
clavando en mi pecho
las cenefas de humo gris
Y como un susurro,
las preguntas me embisten contra el paredón
atrincherado en el recuerdo invertebrado
Con todo ello
después de buscar
encontré el desequilibrio
entre tanto equilibrio, entre tanto sentido

...

Ahora si,
puedo mancharme los dedos de tinta
y desangrarme frente al papel

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Libres

El otoño repta por tu espalda
por ser el abismo infinito.
Una palabra amordaza mi boca
y me abre en canal,
desnudando finalmente al corazón.
Quizás
solo busque huir del sueño
que persigue a un cerebro que ya no piensa
y todo el sentido de mi ser
se resuma en tu parpadeo,
pero me siento libre
en este instante preso del reloj.
Sé que te marcharás
y te perderé
en un trasiego de palabras vacías,
disuelta en el extraño humo que sangra la ciudad.
Pero fuimos neciamente libres,
tu y yo, frente al mundo. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

"todo el poderío celestial de un tigre herido, roto por dentro y sin embargo con fuerzas para seguir abriéndose paso en la noche"
 Pistola y cuchillo, Montero Glez

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Cuando amanece 
en su boca el eco de mi silencio
y ahora aquí estamos 
perdido en la inmensidad de la piel
y la mañana disparando al pecho,
hiriendo mi asimetria perfecta

jueves, 23 de octubre de 2014

Esferas

Busco derrotarme,
atravesar el espejo,
desbrozar el último sonido de mi angustia
y
encontrar lo que fluye dentro de mi
confundiéndose con los mares de tu ser
Quiero huir de mi,
despacio,
bordeando la linea de espuma
que en tus ojos divide el horizonte
Quiero ser la última fracción de realidad
de mí
y desnudarme a mis sentidos
en la increíble inmensidad de un segundo

Descripición

El humo supurando
desde su boca enferma
de esquemáticos sueños.
Está ahí de pie,
ante la noche inmensa,
increíblemente suya.
Ella es un paisaje de arena,
frente al molde esférico de la luna.
Yo soy un mero objeto
frente a un mundo de dudas.

martes, 20 de mayo de 2014

Las voces están hechas de roble,
gritan a las grietas del suelo
buscando su razón,
como huellas en la arena.
Acallaron el sudor del pan,
sustento del oro blanco de los huesos,
con la sangre de los fusiles
escribiendo la historia.



¿Cabe hablar de las flores
que viven su mentira en un entierro?

¿Cabe hablar de las campanas
golpeando el silencio de los campos?

¿Cabe hablar de las palabras
que afilan la sonrisa de los soñadores?

¿O de la luna, que es un poso
de luz enferma durmiendo a las cañadas?

¿O de unos ojos, como la piel de un tambor,
que habla el idioma milenario?

¿Cabrían mis lágrimas hiriendo al río
viejo, viejo por la sangre del hierro
y las memorias vacías?

¿Cabría hablar de un Dios
con miedo escénico?


domingo, 11 de mayo de 2014

Personas II

Me fui
con la última cabeza de otoño.
Escapé
de las alfombras
en busca del charol y el hierro hirviendo
en la sangre,
bajo los astros de papel.
Los cristales lloraban
como lo hacen los ojos,
ahogando a todas las sirenas
mojando las alas de las mariposas.


Personas I

La gaviota lejana del beso
esquilaba la muerte de las piedras,
la sangre transparente en los ojos.
Del corazón le iban creciendo años y años
y cantaba a los marcos de las puertas
y a los manteles de las mesas.
Vio crecer y caer
a las voces que gritaban
desde lo alto de las torres grises
que punzaban el cielo,
la navaja doblando su filo
por las palabras prohibidas.
Los grilletes, ahora, arena fina y flores de cerezo.
Enterró las sombras de la pólvora
entre los labios de los grillos
y fue marcando las primaveras en su cuerpo.
Llega ahora con la enredadera de la vejez
enroscada en la piel que pierde la voz. 
Llega ahora con la sangre lenta
pero siempre supo saber de la palabra amor.




martes, 8 de abril de 2014

No me había dado cuenta
de cuantas noches
habíamos matado
hasta que
el día se cortó las venas y sangro la luz perfecta
de las mariposas trasnochadas

viernes, 21 de marzo de 2014


Me ahoga la luz abstemia
de la casa de los gusanos.
Todos hemos bailado allí alguna vez
con la noche, mientras buscábamos
en su espalda
la herida de la luna.
La gente se afila las pupilas,
como gatos del secreto,
y duerme a la memoria
como quien pinta sombras en la pared.
Allí,
donde el silencio es una vía callada,
la gente pisa la sonrisa gris
que nace del suelo y
te lleva a un cielo infinito de cemento.
La oscuridad es una madre
que reza al metal
y trae entre los dientes
las rosas que perdió
cuando se denuda con la luz.
Esa luz abstemia.

lunes, 17 de marzo de 2014

Paraíso infernal

La cabeza del paraíso rodaba
calle abajo,
dejando a los viejos colores
tumbados sobre los charcos.
Los moscas y las hormigas
hacía tiempo que se habían exiliado
de las pieles amarillas del verano.
Yo era puro gris entre las gotas
grises
y gris era el ladrido de los perros
sobre las tumbas de la imaginación.
Todas las personas eran una
y sus ojos traían toda la noche.
Todos eran nadie
y seguían lamiéndose los huesos
porque la sangre, aún caliente,
huía del corazón, que ahora sí,
encontraba el amor entre los esqueletos
de los último pasos hacia el abismo.

viernes, 7 de marzo de 2014

Testigo

El humo crece
entre la piel rojiza del ladrillo,
y
las rosas siguen mudas
y los cristales crecen quietos.
Hay varios soles
pero rompen su luz
en las bocas del suelo
y
todo queda gris
como el plumaje
de las piedras salvajes.
Por ahí viene
un desfile de hierros
con la sangre humeante,
con su latido como un tambor
y
no se puede huir,
solo seguir afilando el cuchillo.
Y no hay que reír
porque los ojos van por el suelo,
y si lo haces,
estate seguro del vuelo de los pájaros.

Descansa en paz


El Loco

He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.




martes, 25 de febrero de 2014

Biografía incompleta del sol

Andaba el sol persiguiendo la noche,
bailando con el canto del gallo
que guardaba en su plumaje todas las estrellas.
Acribillando el cemento,
que no ensucie corazones blandos,
que los ojos son heridas desaliñadas del alma,
y ha olvidado su memoria otra vez.
El sol tienta al trigo
para que muera en el cielo,
pero ya es tarde
y
las montañas son más grandes.
Andaba el sol muriendo,
sobre el cielo entristecido,
la sangre en las nubes
y los ojos en el suelo.

martes, 18 de febrero de 2014

Boceto del verano

La calavera infinita de las nubes
sangra postales en el horizonte.
Y yo, mero espectador,
sin un solo pájaro en mano.
Cien golondrinas malditas
buscan en el agua su suerte,
culpables del verano
y yo sigo pretendiendo el gris,
el otoño en la risa del sauce
que provoca al recuerdo.


lunes, 17 de febrero de 2014

Mañana por la mañana

Siempre añoro lo que seré mañana,
la luz se apiada de las sombras
y yo me muero, 
con el corazón derretido,
por el sol que dormita en tu cuarto. 
¿Mañana seré yo de nuevo?
¿o será otro animal dibujado en la tierra?
Ojalá que su corazón no lata como el mío,
y si soy yo, espero mirar como lo hice ayer.
No me atrevo a silbar al silencio
por si viene con los dedos largos del viento 
a quitarme el corazón y los ojos, 
y colocarme unos nuevos.




Ceniza sobre zapatos grises

El corazón bombea el exterminio 
del sonido del humo 
cuando me encuentro solo 
quemando los minutos.

domingo, 16 de febrero de 2014

Llegas a mí

Me torturo por su boca, el trigo inerte del papel blanco.
Viene con disimulo en los ojos que lloran, si uno quiere,
a las mentes atormentadas, a la acuarela descrita en las venas.
Si tú quieres, el sol en el ocaso se enjaulará en las pestañas,
destilando una noche que, si quiero, será el preludio de una muerte.
Tú te enhebras con el humo, con los pies mojados,
dejando un rastro de pasado y presente.
Tú, poesía, sigue combando el hierro caliente del corazón malherido
o, si quieres, el labio de la sonrisa amarga con la que bailo,
Por si algún día vuelves, que volverás, con unos ojos diferentes.